Proyecto premiado por el Fondo Concursable para la Cultura - MEC
Llegamos a el pueblo por sugerencia telefónica del Departamento de Turismo de la Intendencia de Rocha, que nos pasó el nombre de alguien de La Paloma vinculada a la comunidad de pescadores: María Clara Urioste. A través de ella, y también telefónicamente, nos enteramos de las características del lugar y sus pobladores, y de algunos "otros lugares" a los que recurrir para obtener información que nos permitiera bocetar la historia: el sitio web del SNAP (Sistema Nacional de Áreas Protegidas) donde había un video sobre la Laguna de Rocha, el sitio web de la Fundación de Amigos de las Lagunas Costeras, donde estaba el trabajo que un antropólogo, Diego Thompson, había desarrollado sobre la comunidad como trabajo final de su carrera. Ventanas para empezar a asomarse a esa realidad.
Salimos en moto desde Montevideo a eso de las seis de la mañana, y mas o menos a las diez estábamos en La Paloma.
Primero fuimos a hacer unas fotos a La Balconada, buscando la posible casa del Profesor, a la que vuelve una vez terminado el viaje en el tiempo y desde la cuál cuenta la aventura
Nos encontramos después con María Clara, que había hecho los contactos para nuestra llegada en el pueblo. Allá nos esperaba Bea Ballestero, una de las pescadoras, para que le contáramos de qué se trataba nuestra visita. Justamente, Bea, su esposo Andrés y su hijo Lucas fueron quienes nos recibieron. Andrés, además de ser pescador, estaba desempeñándose como "guardaparques" en la Laguna ese verano, en un programa desarrollado por el SNAP en la época de mayor llegada de turistas. De hecho, mientras nos presentábamos y empezábamos a contarles de nuestro proyecto, llegaban algunas camionetas y autos.
Desde que veníamos por el camino, y la Laguna apareció a nuestra derecha, el lugar nos pareció impresionante. Era una tarde de sol, y el paisaje que vimos al llegar superó ampliamente lo que habíamos podido "vichar" a través de las "ventanas" con las que habíamos trabajado desde Montevideo.
Al rato se acercó Nelson, también pescador, y que estaba trabajando además como "guía de la Naturaleza" (por la Intendencia) durante ese verano.
Armamos un mate, y nos pusimos a charlar acomodados en el galpón donde limpian el pescado.Al rato estábamos preguntado sobre las características de la Laguna que eran fundamentales para algunos episodios de nuestra historia...la niebla, por ejemplo. Sin niebla... eran imposibles "Las sirenas de la Laguna"... Pero la niebla no sólo existía, sino que era bastante más impresionante de lo que habíamos imaginado...
Les contamos que el narrador de la aventura de las sirenas era Rosendo, el abuelo de Agustín, a quien nosotros habíamos imaginado viviendo en el Puerto de los Botes. El abuelo de Andrés era de ahí, como muchos pescadores de la zona. Entonces Bea nos habló de Tito Ballestero, su abuelo, el primer pescador que se estableció en la zona, ahora retirado de la pesca, una especie de patriarca del pueblo. Al parecer, tan contador de historias como Rosendo... Al otro día tuvimos la oportunidad de conocerlo y charlar con él.
Se hacía tarde, María Clara nos esperaba en La Paloma para presentarnos a Joaquín Márques, integrante del Equipo Técnico del SNAP en el área de la Laguna, para que le habláramos de nuestra historia. Preguntamos si podíamos quedarnos en algún lugar cercano a pasar la noche. No se puede acampar dentro del área protegida, y Bea y Andrés nos ofrecieron quedarnos en una pequeña construcción que originalmente estaba pensada como cocina para que las pescadoras prepararan miniaturas de pescado y empanadas para los turistas. Por supuesto que aceptamos. Además, simbólicamente, en una de las paredes exteriores habían pintado el mapa de Rocha con la ubicación del pueblo y una frase que pasó a ser "código" de comunicación entre nosotros: "Un lugar en el mundo..."
Nos reunimos con Joaquín y María Clara a charlar de nuestro proyecto y nuestra forma de trabajo. Al enterarse de nuestra intención de presentarlo a los Fondos Concursables del MEC en la categoría "relato gráfico", Joaquín nos propuso presentarlo al SNAP, entendiendo que podría caber el interés y el apoyo al desarrollo de la novela, teniendo en cuenta que ya había empezado a formar parte de la realidad de la Laguna.Y asi fue. Hacía dos meses no teníamos idea de la existencia de un Sistema Nacional de Áreas Protegidas. "La Otra Odisea" también nos había llevado hasta ahí.
Volvimos a la Laguna. La luz de la luna en el agua...La memoria de esas imágenes haría surgir, unos días después, ya en Montevideo, el escribujo de Agustín en el muelle...
Al otro día fuimos a conocer a Tito. Charlamos sobre muchos temas: su visión de la comunidad de pescadores y la vida de un pescador, historias, muchas historias hasta de piratas y tesoros y galeones... y fotos...entre ellas la de un pez luna que hacía unos años había entrado a la laguna por la boca de la barra, y una especialmente sorprendente: la primera embarcación de Tito... imposible no pensar en las velas de los trirremes griegos... "nada es casualidad..."(confirmado).
Nos asombró su lucidez, su claridad para evaluar los cambios que se necesitan para mejorar la calidad de vida y las condiciones laborales...Algunos gestos, comentarios y los lentes de Tito pasaron a formar parte de Rosendo, el abuelo contador de historias.
Después nos fuimos hasta el Puerto de los Botes, tal como lo hace Agustín cuando va a visitar a su abuelo. Nos esperaba otra sorpresa enorme: ahí, a mitad del arroyo, estaba la isla que habíamos decidido suprimir por imposible en la historia de las sirenas...la isla que había sido sustituída por un muelle en medio de la niebla...("a veces, sólo a veces" escribujamos y las cosas pasan...).
Lo otro que nos esperaba no fue tan agradable: había muchísima gente pasando su mediodía de domingo disfrutando de los parrilleros, a la sombra de los eucaliptus, bañándose en el arroyo...y también había mucha basura y bolsas en la orilla, algunas flotando en el arroyo, armas silenciosas que empezaban a recorrer su largo tiempo hacia la destrucción de toda esa belleza...
Ya de vuelta en el pueblo, llegó en su moto Héctor Caymaris, el guardaparques de la Laguna, también Presidente de la Fundación de Amigos de las Lagunas Costeras, para charlar con nosotros. Como le dijimos, nosotros ya lo conocíamos... lo habíamos visto y escuchado contar algunas de sus anécdotas a través de la pantalla de "la bicha", la laptop..Él era el detonante del personaje de Horacio (homenaje a nuestro admirado detective Horatio, de CSI Miami), el guardaparques con el que Agustín protagoniza una persecusión a unos cazadores de carpinchos. Quedamos en contacto con él para seguir desarrollando la historia, y, por supuesto, para ajustar el episodio en cuestión.
Después fuimos, por supuesto, a ver el mar. La playa del otro lado de la barra nos dejó enfrentados al "estruendoso mar" de Homero...
Descubrimos en la arena unas cucharitas que parecen tener signos, mensajes cifrados...Decidimos que fueran parte de "La Otra Odisea", una conexión directa entre esta playa y las costas de Kefalonia, en la Antigua Grecia...
A eso de las cinco de la tarde empezamos el largo regreso en la moto hacia Montevideo... con una mochila enooorme, mucho más gigante que a la ida... había muchas, muchas historias para procesar...
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