26, 27 y 28 de febrero: El Vagabundo (y Agustín, y el Profesor, y todos los personajes) se reencuentran en la Laguna)
Y el sábado 26 de mañana salimos hacia el pueblo de Agustín, otra vez en moto ( esta vez en la Vagabunda II), como hace un año.
Como ya lo dijimos muchas veces (y no casualmente esa fue la primera frase que escribimos cuando empezamos a trabajar en "La Otra Odisea"): "Escribujar una novela gráfica puede ser una aventura, literalmente una odisea..."
Pero, la verdad, es que nunca creímos que fuera tan cierto... y en tantos sentidos.
De hecho, bastante antes de terminar de desarrollar el proyecto (estamos en la página 69 y son 96... como un juego de espejos, y a la laguna se la llama "espejo de agua"...), ya estamos más que convencidos de la frase final: "Escribujar una novela gráfica ES una aventura, literalmente una odisea..."
Como en aquella tardecita de febrero del 2010 ibamos de nuevo para compartir con la gente de la Laguna como va esta aventura de escribujar la aventura de Agustín...
Hace un año teníamos el guión y algunos bocetos, teníamos la decisión de buscar y conseguir fondos para editar, y, sobre todo, teníamos muchísimas ganas de contar esta historia...
Ahora tenemos los fondos para editar la novela, tenemos a los personajes que ya andan por las páginas diciendo y haciendo ellos solos lo que antes sólo decíamos nosotros... y, por supuesto, seguimos teniendo cada vez más ganas de contar esta historia...
Llegar a la Laguna esta vez nos mostró algo que no conocíamos hasta ahora: los efectos de la sequía. De hecho, cuando íbamos en el camino acercándonos al pueblo, empezamos a ver una enormísima extensión de arena, y la mayoría de los botes ahi, detenidos... Impresionante visión para nosotros, que inevitablemente recordamos la página inicial de "El Vagabundo II: en la panza del devorador de certezas": "El desierto es inevitable..."
Después vinieron los saludos, el mate, las charlas para ponernos "al día"... Llegaron Héctor y Daniel, dos de los guardaparques ( también Andrés, pescador, compañero de Bea Ballestero y padre de Lucas está trabajando como guardaparques). Nos cuentan que el verano no ha sido fácil: muy poca agua en la laguna, poco atractivo entonces para los visitantes, y obviamente, dificultades para la pesca...
La reunión estaba convocada para las ocho y media. Otra vez el lugar de reunión sería el galpón donde se limpia y filetea el pescado. Llegaron Javier Vitancourt (Jefe del Proyecto local Laguna de Rocha del SNAP) y Néstor, guardaparques de La Riviera, con el cañón y la pantalla, y nosotros fuimos a invitar a los que quisieran venir a ver en qué andaba "La Otra Odisea".
El generador que permitía que tanto la laptop como el cañón funcionaran, hacía un ruido bastante notorio... pero a pesar de sus esfuerzos para no pasar desapercibido, empezamos a compartir las páginas ya resueltas, las viñetas terminadas pero aún no diagramadas en páginas, los bocetos de las páginas aún sin color... y la aventura de Agustín llegó hasta el momento exacto en el que encienden la máquina del tiempo...
Los personajes tenían rostro ahora, y gestos, y actitudes, y comportamientos, y se movían en lugares muy conocidos para quienes estábamos reunidos ahí...La Paloma, el pueblo, la orilla de la laguna, el Puerto de los Botes...e incluso el mismo galpón en donde estábamos.
Los comentarios y las reacciones frente a las distintas secuencias nos hicieron sentir que la historia funcionaba,aún en aquellos episodios de las vivencias de Agustín que hacían referencia directa a "La Odisea" de Homero.
La secuencia del diálogo entre Agustín y su hermano Fernando era ( y es) la que más expectativa nos causaba acerca de los comentarios que pudiera generar por parte de los "lectores" (que por ahora lo eran en la pantalla).
No sólo se muestran lugares, situaciones cotidianas del pueblo, sino posibles visiones sobre la vida en él...por supuesto, opinables, y, seguramente, no compartidas por todos. Pero esa es la idea: un pueblo es un grupo de personas que viven en un lugar y, por lo tanto, comparten una realidad... pero no tienen las mismas visiones ni opiniones con respecto a ella y, mucho menos sobre cómo transformarla.
En ese episodio Fernando, que estuvo trabajando como Guía de la Naturaleza, le muestra a Agustín unos dibujos que estuvo haciendo sobre los animales y plantas de la Laguna, con la intención de hacer unos folletos para darle a los visitantes. En esa viñeta las hojas de Fernando están en blanco... la idea es (y volvimos a plantearla ahora) que los dibujos sean de quien quiera dibujar en el pueblo de Agustín ...ficción y realidad...
Nos quedamos conversando un rato con María Clara, que había venido con su hijo y no la habíamos visto llegar, con Néstor, Javier, Bea, Andrés... Fuimos después hasta lo de Bea a charlar otro ratito, muy cansados pero con esa energía que se retroalimenta. Hacía mucho mucho tiempo que no veíamos tantas estrellas... Nos acomodamos en "un lugar en el mundo", muertos de sueño, sintiendo que allá arriba estaba el mar de estrellas en constante y perfecto movimiento ("todo se mueve...").
El domingo unos mates temprano en lo de Bea y a prepararnos...Lucas nos iba a llevar a la barra para enseñarnos a "pescar" con calderín a los exquisitos cangrejos azules, los cangrejos sirí... Y allá fuimos.
Andrés llevó a Lucas en el cuatriciclo con un enorme balde blanco, y nosotros los seguimos en la Vagabunda II llevando el calderín. Por hacerme la "caballera andante" con el calderín, casi quedo enganchada en un árbol, pero me defendí bien del monstruo involuntario del camino (en realidad, el pobre árbol nunca se enteró de la aventura...) y llegamos a la barra. Andrés se fue a trabajar y nosotros quedamos bajo las indicaciones técnicas de Lucas.
Los enormes cangrejos azules tienen una velocidad impresionante...pero el equipo se organizó (turnos con el calderín, primero de a un sirí... y luego de hasta cuatro por vez) y nuestra primera incursión fue un éxito.
El balde se llenó rápido, y los cangrejos mantenían en su interior una ruidosa y mecánica batalla...
Después nos fuimos al mar, a playear un poco.
El "estruendoso mar" nos saludaba otra vez...y nosotros aliviando un poco la extrañadera de haber estado escribujando sobre él todos estos meses sin verlo... Que buena cosa...
Había que volver al pueblo, así que a juntar el balde con los cangrejos, el calderín, los "tesoros" que encontramos playeando y una "obra" de Lucas, muestra maravillosa del arte del reciclaje.
Estuvimos un ratito en el mirador de aves y cuando ibamos llegando al pueblo Elba, que vive en una de las casitas más apartadas, salío a llamarnos con un grupo de gurises... y bueno, esa emoción no la esperábamos. Nicolás, uno de sus sobrinos, tenía un dibujo para "La Otra Odisea"... Parece que nos vio pasar con Lucas y el calderín y se puso a dibujar...
Al rato, ya en lo de Bea y Andrés, llegaron casi volando en la bicicleta, Rodrigo y Luciano, con otro dibujo...
Ahra los folletos de Fernando son posibles, sin duda.
Bea, Lucas y Tamara nos enseñaron a limpiar los cangrejos y luego vino todo el proceso de la cocción: hervirlos y después "desarmarlos" con algunas tácticas certeras (en las que nos desempeñamos lo mejor que pudimos, claro) para sacar la pulpa deliciosa...
Tita, la gata de Bea, estuvo todo el tiempo muy interesada en ayudarnos, claro...
Bea hizo un "saltadito" con cebollas, morrón, tomate y la pulpa de sirí y lo servimos con arroz... seguramente los dioses griegos deberían haber incluído este plato en sus banquetes...
De tarde nos reunimos con Santiago, Brenda y Alfredo para mostrarles el cómic. Santiago (que sigue pensando en hacer la máquina del tiempo) no había podido estar la noche anterior porque estaba con dolores en la columna, y entonces nos fuimos a su casa para que viera los avances de la historia. Nos interesaba especialmente conversar con él sobre el episodio del diálogo de Fernando y Agustín, saber cuál era su opinión sobre las visiones que sobre la realidad de los pescadores se planteaban. Como siempre, el intercambio fue muy enriquecedor y nos mostró, una vez más, otras miradas.
Hacia la nochecita del domingo salimos hacia la Riviera. Nos despedimos de todos y frente a la pregunta repetida: "cuándo vuelven?", además de la respuesta de que lo que tenemos "cronogramado" es volver en mayo, para hacer en el pueblo la última página de la novela; la sensación más fuerte era otra: parecía que ya estábamos volviendo... o, mejor dicho, que ya nunca nos íbamos a ir del todo...
En La Riviera nos esperaba una charla con Néstor, el guardaparques, y nos íbamos a quedar esa noche en su casa, para salir el lunes temprano en la Vagabunda II rumbo a Montevideo.
En lo de Néstor conocimos a Sergio, guardaparques del Parque Lecocq y a Raquel (aunque nos quedamos sin probar sus helados artesanales!... asi que... habrá que volver!). La charla duró como hasta las tres de la mañana, y la salida tempranera se cambió porque Néstor nos hizo una invitación (que Sergio aconsejó no dejar pasar): un paseo en kayac por el arroyo.
Hay experiencias y lugares donde uno siente que naufraga en el mar de las palabras, buscando esas palabras exactas para "atrapar" un poco de toda esa belleza...Néstor preguntó: "¿Cuál sería un salvavidas en el mar de las palabras?". No hay salvavidas en ese mar, Néstor. Las palabras sólo flotan si están vacías, huecas, como cáscaras... Las verdaderas palabras te llevan hasta el fondo, hasta las profundidades que uno ni siquiera sabe, hasta donde están esos colores que uno ni siquiera imaginó...Ahora, pensándolo bien... a lo mejor esas palabras son las verdaderas "salva - vidas" entonces... no?
Y volvimos.
Volvimos para volver a viajar... esta vez en la máquina del tiempo... literalmente, una vez más, "desde la Laguna de Rocha a las playas de Kefalonia..."
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